Después de colgar el video del Formula uno en Montmeló, muchos amigos – los apasionados, claro – me llamaron para saber que se sentía al volante de un monoplaza de 700 caballos…
Diría
que lo más impresionante es el nivel de potencia
y la aceleración: en la recta principal
uno puedo acelerar sin miedo y la fuerza de los 700 CV es realmente difícil de
asimilar… La velocidad alcanzada (casi
300 km/h a finales de recta) es igualmente sensacional y debo reconocer que no
he visto nada parecido sobre rueda.
Seguramente
la estabilidad y velocidad en curva debe ser excepcional, pero en una
experiencia de este tipo sinceramente uno no se atreve a buscar los límites
para evitar salirse de la pista (en este caso no puedes volver a empezar…)
La frenada (frenos de carbono) es también
el punto fuerte del Formula 1: cuando ya están a temperatura la potencia es
descomunal. Hay que darle muy fuerte al inicio (80kg), aprovechando la inercia
de las ruedas, para luego bajar progresivamente la presión sobre el pedal. Pero
como podéis apreciar en el video, siempre, siempre se frena demasiado temprano...
La
experiencia es total: no hay asistencia (ni ABS, ni control de tracción, etc.),
no hay un coche delante marcando el ritmo, no hay limitaciones con conos en el
circuito… solamente tú con el monoplaza… Mágico.
Lo
que me sorprendió es el elevado nivel de confort y la sensación de seguridad:
la posición para conducir es ideal, las piernas bien mantenidas, la protección
contra el viento mucho mejor que en el formula Renault (particularmente para mi
que soy alto), la estabilidad en línea recta perfecta… Todo ello te da mucha
confianza para poco a poco subir el ritmo.
Uno
de mis amigos me dijo que iba lento… ¡Será lo que llamamos envidia!
Pero tomo nota para mejorar en la próxima sesión ... a ver si él se apunta: ¡así podremos comparar!
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